Como el inicio no oficial del verano, el mes de junio marca el comienzo de la temporada de quitarse la camiseta. Es la puerta de entrada a través de la cual pasamos de la tierra de los cuerpos vestidos al valle de los torsos desnudos, y también la escurridiza línea de meta para esa rutina de ejercicios que empezaste el 1 de enero para llegar al reluciente six-pack (de abdominales, no de cerveza, aunque alguna cerveza no estaría mal).

¿Cómo dices? ¿No empezaste ninguna rutina de ejercicios? Por supuesto que no. Nadie lo hace, porque los propósitos de Año Nuevo son imposibles de cumplir. Pero si la llegada del verano te hace sentir mal y te entra el pánico, tienes dos opciones: di «Que le den, estoy bien, es tiempo de relajarse y disfrutar del sol», o date cuenta de que es el mejor momento para ponerte en forma: los días son largos, perfectos para hacer ejercicio en interior y al aire libre. (Piénsalo: gastar una hora en el gimnasio es usar sólo una de las 15 horas de luz diurnas, a diferencia de las invierno).

Para ayudarte a cumplir el calendario, hemos hablado con Gunnar Peterson, famoso entrenador deportivo y Director de Fuerza y Resistencia de Los Angeles Lakers, y con Joe Holder, especialista en rendimiento y asesor de salud de mucha gente que probablemente sigas en Instagram. Sigue estos seis consejos para prepararte para junio de 2019 (o, si realmente te lo tomas en serio, tus vacaciones de 2018).

1. Trabaja progresivamente. El éxito es complejo.

«Al principio, encuentra aquello que no te abrume, que sepas que puedes mejorar, y realmente concéntrate en ello», dice Holder. «Y luego empieza a construir desde ahí».

No tiene que ser complicado. Solo tiene que ser constante. Por ejemplo, comprométete a beber 4 litros de agua al día, todos los días, durante siete días a la semana. La segunda semana, estira a diario durante quince minutos. Aunque tu objetivo principal ya no sea el consumo de agua, probablemente aún beberás más durante la segunda semana de lo que lo hubieras hecho antes, y también estirarás. Los buenos hábitos se suman.

Pero cuidado: los fallos también se suman. «Muchas personas tienen un mal día para comer y lo tiran por la ventana», dice Holder. «Y entonces un día se convierte en dos, dos se convierten en cuatro, y luego son dos semanas más tarde y dicen: ‘Mierda, no he hecho nada, mejor me rindo'».

Lucha contra esto, sugiere, y piensa en forma longitudinal: «‘¿Qué voy a hacer hoy que me llevará a mañana, y luego a donde necesito estar dentro de dos o cuatro semanas?’ Eso me ayuda a entender que si me ocupo de todo justo aora, en realidad llegaré a donde quiero estar».

2. Prueba cosas nuevas en el gimnasio. Desarrollarás tu confianza.

Una vez que estés cómodo, investiga todo lo que el suelo de la sala de musculación tiene para ofrecerte, en lugar de limitarte a aquello que ya sabes hacer. (Un entrenador puede ayudarte a aprender y/o evitar lesiones catastróficas). «Tenemos mucho equipamiento, y me gusta conseguir que mis clientes se comprometan con ello», dice Peterson. En una analogía que solo un verdadero gurú de la aptitud física podría hacer, compara las explicaciones al privarse del uso de toda la gama de equipos para ver pasar el carro de los postres y no poder tomar nada.

«Después llegará el resentimiento: ‘No encajo, no encuentro mi sitio», explica. «Y yo insisto, ‘Joder, sí, sé que puedes hacerlo. Venga vamos’. Y le quitas un poco de peso, o reduces la duración, o algo así, y dicen: ‘Oh, esto está genial. Nunca lo había hecho’. Y es entonces cuando piensas: ‘Tengo a este chico. Ahora es cuando realmente va a empezar’”.

3. Siempre ve añadiendo más.

Peterson llama a esto «ABA». No se refiere a añadir duración a tu entrenamiento, porque con el tiempo, te convertirás en Sísifo haciendo rodar una pesa sobre una duna de arena. En cambio, él apuesta por añadir una buena opción más. Tómate un vaso menos de vino en la cena. Duerme una hora más. Suma medio kilómetro, o incluso un minuto, en la cinta de andar. Un ejercicio más en tu grupo muscular favorito, o un ejercicio más en tu grupo muscular menos preferido. «Juega el juego», aconseja. «Es solo un juego. Es solo sumar y restar».

4. Sé agradecido.

Si un entrenamiento no va tan bien como esperabas, no le des más vueltas. Lo has hecho, y eso es una victoria. Peterson ofrece el mismo mantra que imparte a los niños: «Feliz por lo que tenemos, no infeliz por lo que no hacemos». Además, centrarse en lo que no has logrado causa un aumento en el cortisol, la hormona del estrés. Cuando intentas fortalecer, advierte: «Ese es tu maldito enemigo», aunque probablemente este no es un mantra que imparta a los niños.

La gratitud, dice Holder, también significa reformular el aspecto del «éxito» para los clientes. Sugerencia: no tienes que tener los abdominales de Ronaldo.

«Ten en cuenta también otras métricas además de la pérdida de peso o la estética», sugiere. «¿Han mejorado tus niveles de energía? ¿Has tenido más claridad mental? ¿Los ejercicios te resultan ahora más fáciles? ¿Has mejorado a la hora de vestir? ¿Ha mejorado su piel? Crea tantos puntos de referencia como te sea posible».

5. El tiempo fuera del gimnasio es tan importante como el tiempo en el gimnasio.

«Los ejercicios fuera deben ser la parte más fácil de tu plan de entrenamiento», dice Holder. Las decisiones que ocurren fuera -la de tomar una sola bebida en lugar de tres o cuatro, o apagar Netflix e irse a la cama, o renunciar a la merienda que realmente quieres- son las más difíciles. Es más probable que consigas tus objetivos de estado físico si piensas en tu rutina como una tarea de 24 horas.

6. Recuerda: el tiempo es relativo.

Todo eso de «si no llegaste a la línea de meta de junio, ¿qué ha pasado?» ¿Actitud? Olvídalo. Deja que las palabras de inspiración de Peterson te lleven a casa (tu nuevo hogar, que es el gimnasio): «No hay una ‘línea de meta’. Es falso. Y además: no hay punto de partida. Es falso también. Es un aniversario de fitness inventado por el hombre. Así que empieza cuando quieras y nunca pares».

Fuente: revistagq.com